Raro es entrar en la redacción de un periódico o en una consultora de comunicación y no ver una abrumadora proporción de mujeres frente a hombres trabajando. El sector de la comunicación ha sido uno donde la mujer ha podido desarrollar e integrarse en el mundo laboral con mayor éxito. Muchos han asociado la habilidad ‘natural’ de las mujeres para la comunicación como uno de los factores que hace que la mayoría de los trabajadores de este sector seamos mujeres.
Pero a pesar de la preponderancia de mujeres en este sector, la realidad de una sociedad basada en la desigualdad de género se impone. Según un reciente estudio elaborado por la Asociación de Profesionales Directivos de la Comunicación (DIRCOM), Informe Gendercom: brechas y oportunidades de género en la profesión de gestión de la Comunicación en España, tan solo tres de cada diez mujeres ocupan puestos de dirección en comunicación. Nuestro sector no es ajeno, por tanto, a lo que se denomina el techo de cristal. Si miramos a los medios de comunicación, tan solo un puñado reducido de mujeres aparecen en la lista de las directoras de los grandes periódicos en nuestro país: Soledad Gallego Díaz en El País y Ana Pardo de Vera en Público, primera mujer en ser directora de un diario político generalista; y Virginia P. Alonso, codirectora del mismo medio.
Solo tres de cada diez mujeres ocupan puestos de dirección en comunicación
Esta falta de representatividad de la mujer en los puestos directivos no se queda en las capas más altas, también en los mandos intermedios. Si nos vamos a los redactores jefes en los medios impresos, a los directores de programas en los audiovisuales y directores en los digitales, el porcentaje de hombres duplica al de mujeres, según los últimos datos del Informe Anual de la Profesión Periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).
Como sabemos, esta situación de discriminación laboral de la mujer sigue perpetua no solo en el sector de la comunicación. Según el informe ‘Mujer y Tecnología 2018’, elaborado por los expertos de UGT José Varela y Susana Romero, del 22% de las empresas que emplean a especialistas en nuevas tecnologías más de la mitad solo emplean a hombres. El informe refleja que hay 625.000 hombres más que mujeres que realizan su trabajo en puestos tecnológicos.
La cultura empresarial española es una barrera complicada de traspasar para nosotras y un freno en el ascenso en nuestras carreras profesionales. Pocas son las que lo consiguen, y muchas de ellas tienen que sacrificar parte de su vida familiar para conseguir sus objetivos profesionales. En Hotwire hemos querido romper con estos esquemas y hemos apostado por la diversidad de género, tanto en mandos intermedios como directivos.
Nuestro compromiso por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, respetando y fomentado la diversidad, están en el ADN de nuestra cultura como compañía. Como muestra de nuestro compromiso por la paridad, nuestro equipo directivo español está compuesto en un cincuenta por ciento por hombres y el otro cincuenta por mujeres. Además, el puesto de mayor responsabilidad en Hotwire a nivel global está ocupado por una mujer, Barbara Bates, que representa el espíritu inclusivo de la compañía.
Para conseguir que tanto hombres y mujeres en Hotwire puedan conciliar con sus obligaciones familiares, en la agencia hemos instaurado una política de trabajo flexible: Thoughtful working policy. Esta permite a cualquier miembro de la empresa trabajar de manera flexible desde cualquier sitio, facilitando aún más la conciliación de la vida personal con la profesional. Desde Hotwire creemos que la única manera de derribar las barreras es tendiendo puentes que favorezcan la inclusión y la flexibilidad.